¿Quién no ha oído hablar en los últimos años de la inflación? Este indicador, que tiene que ver con el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios a lo largo del tiempo o en un período determinado, tiene, a su vez un término mucho más exhaustivo, la inflación subyacente, que aporta una visión más estable y específica sobre las presiones inflacionarias que subyacen en la economía.
La inflación subyacente medida por el IPC es un indicador de precios que excluye de la inflación general ciertos componentes volátiles que pueden afectar de forma temporal a la evolución de los precios. Es decir, excluye precios que tienden a experimentar fluctuaciones significativas y rápidas como consecuencia de factores externos, como cambios climáticos o conflictos geopolíticos, que no llegan a reflejar las tendencias subyacentes de la economía. Se trata de un recurso esencial para entender mejor las presiones inflacionarias reales en la economía, eliminando los ruidos causados por las fluctuaciones temporales en ciertos precios.
Todos los componentes restantes, como pueden ser los alimentos elaborados, la ropa, los transportes o las comunicaciones, sí que formarían parte de esta variable de la inflación.
Es importante señalar que el cálculo de la variación de los precios en España lo lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y que el índice de precios con el que se mide la inflación (IPC) se calcula a partir de una cesta de la compra en la que se incluyen los bienes y servicios que puede consumir un hogar representativo, más el coste de cada uno de ellos.
La inflación subyacente es una herramienta muy útil para la toma de decisiones en política económica, para la planificación empresarial y financiera, y para mantener la confianza de los consumidores y la estabilidad económica.
Por su capacidad de ayudarnos a conocer la evolución de los precios sin tener en consideración ciertos eventos coyunturales (como pueden ser conflictos bélicos o períodos de crisis), tiene una relevancia más que notable. Al sacar de la ecuación estas variables que pueden generar inestabilidad momentánea, la inflación subyacente muestra de forma más certera la tendencia inflacionista. Este papel destacado podemos desgranarlo con detalle en los siguientes puntos:
La inflación subyacente se calcula utilizando el índice de precios al consumidor (IPC) o el índice de precios al productor (IPP), pero excluyendo los componentes volátiles que ya hemos visto, los alimentos y la energía. El paso a paso para calcular la inflación subyacente es el siguiente:
La fórmula básica para calcular la tasa de inflación subyacente es:
Tasa de inflación subyacente = Índice subyacente actual - Índice subyacente en el período anterior / Índice subyacente en el período anterior x 100.
Podemos ver un ejemplo claro aquí:
Tasa de inflación subyacente = 102 - 100 /100 x 100 = 2%
Además de esto existen ciertas excepciones en determinados países y organismos que pueden utilizar métodos ligeramente distintos para calcularla, como pueden ser:
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