19/10/2023

No todo es Occidente: así es como el Sur Global está tomando la palabra

La guerra en Ucrania e Israel y las variadas preocupaciones occidentales han eclipsado fenómenos geopolíticos extraordinarios que los inversores no deberían perder de vista.

El Sur Global se está convirtiendo, a marchas forzadas, en una realidad articulada en torno a instituciones capaces de marcar la agenda internacional y de influir en aspectos tan cruciales como el acceso a recursos minerales críticos o a unos yacimientos que garantizan la seguridad energética. Cabe recordar que la denominación de este singular grupo tiene que ver menos con la geografía que con sus cualidades como grandes países emergentes. Es más: sus dos mayores potencias, China e India, se encuentran muy por encima del nivel del Ecuador.

Pues bien, a partir del 1 de enero de 2024, a los cinco miembros fundadores del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se unirán otros seis (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Etiopía y Argentina), y juntos formarán lo que se denominará BRICS+, una asociación fundamental para entender el nuevo Sur Global.
Las implicaciones financieras y geopolíticas son claras. Según el informe CIO Special de octubre de Deutsche Bank, el BRICS+ va a contar entre sus miembros a tres de los cinco mayores productores mundiales de litio (China, Argentina y Brasil), un mineral crucial para el desarrollo de baterías de alta capacidad que almacenarán la electricidad que generan las fuentes renovables y garantizarán la autonomía de los vehículos eléctricos.

En paralelo, los miembros de este nuevo organismo van a concentrar el 75% de la producción global de manganeso y minerales raros, el 50% del grafito, casi el 30% del níquel y el 10% del cobre. Más precisamente, la incorporación de Irán al BRICS+ traerá consigo la incorporación de una de las mayores reservas de zinc y cobre del mundo.

Como advierte el informe de Deutsche Bank, esto puede transformarse en la antesala no solo del despegue de la eficiencia en la cadena de suministro de determinadas materias primas para los países miembros, sino también en la multiplicación del volumen de sus inversiones cruzadas. Un ejemplo: si Arabia Saudí quiere, como ya ha adelantado, convertirse en un actor importante de la movilidad eléctrica, sus socios del BRIC+ pueden ayudarla a acceder a los materiales e incluso conocimientos que necesita.

Al mismo tiempo, la relación entre el BRICS+ y el suministro y la seguridad energética queda bien establecida si tenemos en cuenta que destacan entre sus miembros algunos de los mayores importadores y exportadores de gas y petróleo del mundo.

Y aquí las cifras son rotundas: este bloque, gracias a la nueva membresía de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, va a representar el 40% de la producción mundial de crudo. Por otra parte, ¿quién podrá competir con la enormidad que supone la demanda total de petróleo que concentran en total China e India o con su tremendo potencial de crecimiento a lomos de una población conjunta de más de 2.800 millones de personas?

Evidentemente, un actor geopolítico de envergadura se distingue por algo más que sus capacidades productivas o su población. Necesita grandes instituciones compartidas y una serie de objetivos comunes que afecten a las grandes cuestiones mundiales. Así, un ejemplo de lo primero en el BRICS+ podría ser el Nuevo Banco de Desarrollo, con sede en Shanghái, que podría configurarse como una alternativa regional al FMI o el Banco Mundial.

En cuanto a los objetivos comunes, el BRICS+, como recuerda el informe CIO Special de octubre de Deutsche Bank, pretende colaborar en los ámbitos del espacio, la educación, la medicina, el tráfico transfronterizo y los flujos financieros, junto con la financiación de instalaciones de infraestructuras por parte del NDB y proyectos energéticos conjuntos en África. El bloque también tiene previsto crear un centro de innovación y un grupo de estudio sobre inteligencia artificial.

La emergencia del BRICS+ quizá sea el movimiento geopolítico institucional más relevante que han eclipsado graves crisis como las guerras en Ucrania y en Israel. Sin embargo, no es el único, y ahí están, para demostrarlo, la incorporación de la Unión Africana al G20 (África posee el 60% de los activos mundiales de energía solar y más del 30% de los minerales clave para las tecnologías de bajas emisiones) y el memorándum sobre el corredor de transporte India-Oriente Medio-Europa, que incluye vías marítimas que conectan el oeste de India con Emiratos Árabes Unidos y una red ferroviaria que enlaza Emiratos, Arabia Saudí, Jordania e Israel y termina con una ruta marítima desde Haifa a varios puertos europeos.

En definitiva y como indica el informe de Deutsche Bank, los inversores deben dividir su atención a partir de ahora y fijarse, con cuidado, en los pasos que está dando el Sur Global para vertebrarse, multiplicar su poder económico y marcar la agenda internacional. El mundo es, afortunadamente, mucho más amplio y diverso que las consecuencias de las guerras y las preocupaciones, bien fundadas, de Occidente.

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