El crédito privado, un tipo de activo en auge, ha experimentado un notable crecimiento desde la crisis financiera, impulsado por la demanda de rentabilidad de los inversores. En 2023, los activos gestionados de deuda privada habían escalado a 1,62 billones de euros, registrando un incremento del 17% interanual. Si bien el Banco de Inglaterra estimó un tamaño del mercado incluso superior, llegando a unos 1,8 billones de euros. Estas cifras muestran la creciente importancia del crédito privado en el panorama financiero actual.
El crédito privado se refiere a préstamos no bancarios, principalmente a empresas de tamaño mediano y grande. Estos prestatarios pueden estar respaldados por inversores de capital privado u operar de manera independiente. El crédito privado reduce la necesidad de bancos coordinadores, facilitando las negociaciones directas entre prestatarios y prestamistas. Esta estructura simplificada ha permitido que surja un nicho para el crédito privado en el ecosistema financiero.
Veamos a continuación algunas de las características principales del crédito privado:
El sector de private equity o capital privado desempeña un papel crucial en el crecimiento del crédito privado. Para financiar compras apalancadas (LBO) o adquisiciones, las empresas de capital privado recurren cada vez más al crédito privado. Este cambio se aceleró en 2022, cuando, debido al incremento de los tipos de interés y la volatilidad del mercado, los bancos dejaron de coordinar préstamos sindicados, por lo que los fondos de crédito privado tuvieron que colmar esta brecha.
Las transacciones de crédito privado adoptan a menudo una estructura de un solo tramo que combina deuda sénior garantizada y deuda subordinada en un único préstamo. Sin embargo, siguen contando con la participación de los bancos, que proporcionan financiación de primera clase y asignan las porciones de segunda clase más arriesgadas a gestores de crédito privado a través de mecanismos de transferencia sintética de riesgo. Este tipo de mecanismos ha ido ganando importancia, especialmente en Europa, donde los volúmenes de operaciones en 2023 alcanzaron los 155.000 millones de euros.
Además de los préstamos directos a empresas, el crédito privado se ha ampliado a otros segmentos, como la financiación basada en activos (ABF) para infraestructuras y centros de datos. Si incluimos estos mercados afines, el mercado de crédito privado supera los 3 billones de euros y sigue creciendo.
Algunos cambios normativos han aumentado aún más el atractivo del crédito privado al elevar el coste del capital para los préstamos más arriesgados que mantienen los bancos. Este cambio en la normativa ha hecho que los bancos se centren más en la originación de préstamos que en mantenerlos en el balance, lo que ha creado oportunidades para la participación de los prestamistas privados.
El mercado de crédito privado es muy competitivo, y los actores están segmentados en función del volumen de las operaciones y del apetito por el riesgo:
La selección de crédito es una pieza clave para el éxito, y los gestores deben basarse en sus competencias en el sector para llevar a cabo una diligencia debida rigurosa. Algunas herramientas están democratizando el acceso al crédito privado, atrayendo a inversores particulares y abordando las preocupaciones sobre liquidez.
Si bien los bancos y los prestamistas de crédito privado comparten mercado, sus roles son cada vez más complementarios. Los bancos aportan experiencia en la originación de préstamos, la gestión de tesorería y la transferencia de riesgos, mientras que los fondos de crédito privado ofrecen otras ventajas. Esta colaboración es particularmente evidente en áreas como la cobertura de los riesgos de cambio y la financiación con criterios ESG, en la que los bancos actúan como intermediarios para prestatarios e inversores.
A día de hoy, hay incluso grandes bancos que están entrando en el área del crédito privado. Estas iniciativas muestran que la banca tradicional y el crédito privado cada vez se solapan más, al tratar ambos sectores de sacar partido de las oportunidades del mercado.
En España, las empresas que acceden a crédito privado deben ofrecer garantías que respalden la operación y aseguren el cumplimiento de las obligaciones financieras. Aunque cada acuerdo puede variar según el tipo de financiación y el perfil de riesgo de la empresa, los mecanismos más habituales incluyen:
Todas las operaciones de crédito privado implican un compromiso de pago respaldado por los activos de la empresa, lo que significa que, en caso de incumplimiento, la entidad financiera puede ejecutar acciones legales para recuperar la deuda.
Las empresas suelen aportar activos como garantía para acceder a crédito privado. Entre las opciones más comunes destacan:
Los avales corporativos o personales pueden ser exigidos, especialmente en empresas de menor tamaño o con niveles de endeudamiento elevados. En este caso, un tercero (otra empresa, un socio o un inversor) se compromete a asumir la deuda en caso de impago.
Las entidades de crédito privado pueden incluir cláusulas restrictivas conocidas como “covenants”, que imponen ciertas condiciones a la empresa prestataria. Estos pueden incluir:
El crédito privado para empresas en España ha crecido significativamente en los últimos años, impulsado por la diversificación de fuentes de financiación y la reducción de la dependencia del crédito bancario. Algunos de los principales actores en este sector incluyen: fondos de inversión especializados en crédito privado, entidades de capital riesgo y private equity, plataformas de financiación alternativa y crowdlending y bancos de inversión y entidades especializadas.
El crecimiento del crédito privado en España refleja un cambio en la forma en que las empresas financian sus operaciones. Con un entorno regulatorio en evolución y un acceso cada vez más flexible a fuentes alternativas de financiación, las empresas tienen la oportunidad de estructurar su deuda de manera más eficiente.
Sin embargo, es fundamental evaluar cuidadosamente las condiciones del crédito privado, asegurando que las garantías y compromisos asumidos sean sostenibles en el tiempo. Contar con asesoramiento financiero adecuado y explorar las diferentes opciones disponibles permitirá a las empresas aprovechar al máximo esta forma de financiación sin comprometer su estabilidad financiera.
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