16 de Junio de 2022 // Negocios y Empresas

Los robots y el teletrabajo alientan la revolución en el mercado laboral

La robótica y el trabajo en remoto van a provocar grandes transformaciones que afectarán a las empresas, los trabajadores y los gobiernos. Y no hay vuelta atrás.

La crisis pandémica provocó el estallido del teletrabajo generalizado y obligatorio, y convenció a las empresas de que la tecnología y los hábitos de sus profesionales estaban listos para que la productividad no cayese aunque trabajasen desde casa. Ahora que la crisis sanitaria puede verse con perspectiva y que los profesionales vuelven a las oficinas, todo parece indicar que las jornadas híbridas han venido para quedarse y que la realidad laboral no va a regresar mágicamente a la casilla de salida de febrero de 2020.

Como advierte el último análisis de Deutsche Bank, el CIO Special de abril1 , es fácil dejarse seducir por la sensación de que las transformaciones que sugieren las jornadas híbridas solo van a ser a mejor. Y los motivos, según los expertos, son que, primero, no estamos viendo los cambios estructurales que van a provocar en la mentalidad de unos directivos que ahora sí que pueden plantearse una deslocalización de determinadas tareas que antes parecía imposible, y segundo, que no estamos teniendo en cuenta la influencia de la inteligencia artificial y la robótica en el desarrollo de esa brecha que ha abierto el teletrabajo.

La gran revolución que puede generar el impacto combinado del teletrabajo y la robótica va a dejar una huella profunda en la gestión. Según un sondeo2  de KPMG, el 38% de los CEO españoles y el 37% de los ejecutivos a nivel global creen que la mayoría de sus empleados teletrabajará al menos dos días a la semana en los próximos dos años. Los directivos y mandos intermedios tendrán que tomar ahora decisiones y cambiar la gestión tradicional de sus equipos. Por otra parte, los Gobiernos han visto cómo las plantillas de las instituciones se adaptaban con relativa rapidez al teletrabajo y, por eso, se están regulando en toda Europa y con carácter permanente las jornadas híbridas para sus funcionarios.

Los profesionales, tanto en el sector público como en el sector privado, según el análisis de Deutsche Bank, han disfrutado de las buenas noticias de esta nueva flexibilidad pero, al mismo tiempo, han sufrido en algunos casos3  recortes de plantilla, ingresos más reducidos y es posible que, a medio plazo, se ensanche de nuevo la desigualdad de género. En paralelo, hay estudios4 que sugieren que a los trabajadores les resulta más difícil coordinarse cuando están en remoto y que los más jóvenes se distraen más.

En los próximos años, según el CIO Special de abril5, la convergencia de la expansión del trabajo en remoto y de la robótica va a plantear desafíos importantes como el posible debilitamiento de la cultura corporativa por culpa de la reducción de los contactos cara a cara, la mayor dificultad a la hora de evaluar a los profesionales que deben promocionarse (los van a ver menos en acción) o el galope de la gestión de personal de muchas empresas hacia un modelo más próximo, aunque nunca idéntico, al de las firmas tecnológicas, que intervienen menos en las decisiones de sus empleados, proponen nuevas formas de remunerar sus servicios y aminoran los costes de transacción con instrumentos que podrían incluir contratos inteligentes.

Pero los desafíos a medio plazo no se quedan ahí. La convergencia del impulso del teletrabajo y la robótica también puede, por ejemplo, alimentar conflictos entre los trabajadores mejor remunerados y los peor remunerados si las empresas utilizan el trabajo en remoto para reducir costes y aumentar su productividad mediante instrumentos como la subcontrata o la deslocalización.

Mientras tanto, la deslocalización puede impactar ahora sobre el sector servicios como ya lo hizo sobre la industria en los últimos cuarenta años y provocar, por lo tanto, grandes pérdidas de empleo en los países desarrollados frente a los emergentes. Y, si esto ocurre, los gobiernos deberán responder tomando medidas que pueden pasar por proteger a los trabajadores vulnerables, replantearse los impuestos sobre las empresas e individuos más beneficiados por la irrupción del teletrabajo y la robotización y, finalmente, buscar formas de financiar la actualización constante de las infraestructuras tecnológicas en las que se asienta la competitividad del país.

De todos modos, como se ve y como indica el informe CIO Special de abril de Deutsche Bank6, quedan muchísimas incógnitas por resolver sobre la revolución que alentará la expansión del teletrabajo y la robótica. Lo que sí parece fuera de toda duda es que su huella va a ser significativa y que su historia, que empezó a escribirse con vigor a partir del estallido pandémico aunque existieran tendencias precedentes, no ha hecho más que comenzar.

1  https://deutschewealth.com/en/our_perspective/cio-specials/future-of-work-rero-revolution.html
2  https://home.kpmg/xx/en/home/insights/2021/08/kpmg-2021-ceo-outlook.html
3  https://www.eurofound.europa.eu/sites/default/files/ef_publication/field_ef_document/ef20059en.pdf
4  https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0040162521005953
5 https://deutschewealth.com/en/our_perspective/cio-specials/future-of-work-rero-revolution.html
6 https://deutschewealth.com/en/our_perspective/cio-specials/future-of-work-rero-revolution.html

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