Septiembre 2025 • Rosa Duce y Alejandro Vidal

Tipos de interés y deuda: las claves del otoño económico

Al contrario de lo que suele ser la tónica habitual, este mes de agosto ha aportado una calma más que necesaria a los mercados, reduciendo la incertidumbre que se venía apreciando. Entre los motivos estrella que lo explican están los ansiados acuerdos arancelarios, así como las primeras señales de cambio en la política de la Reserva Federal, que apunta de forma clara hacia la bajada de tipos.

En este séptimo episodio de la tercera temporada de Referentes de Inversión, analizamos, entre otras cosas el papel de la Reserva Federal en el control de la inflación y el impulso del crecimiento, la deriva de la conversación hacia la deuda pública y los ratings, los buenos resultados empresariales del último trimestre y los sectores más relevantes en los que invertir dentro de nuestras carteras.

Referentes de inversión: Los mercados arrojan un agosto sin sobresaltos financieros

Tal y como afirman Alejandro Vidal y Rosa Duce en este episodio, aunque los tipos en Estados Unidos siguen en los niveles altos que vimos al iniciarse la Guerra de Ucrania, Jerome Powell, Presidente de la FED, anunció en la clásica reunión de Jackson Hole del mes de agosto posibles bajadas. Concretamente el escenario se orienta hacia 2 bajadas de tipos en 2025 y otras dos en 2026, situándose en torno al 3-3,25% y más allá de los detalles exactos del plan de ejecución existe poca divergencia con respecto a este consenso.

Por su parte, el Banco Central Europeo apuesta por los niveles neutrales, cerca del 2% y con como mucho 1 bajada o incluso ninguna en un futuro próximo. En cualquier caso, las previsiones son positivas y la economía europea parece estar en un buen momento. La expectativa es comenzar a apreciar crecimiento a partir del año 2026 y 2027. Y en cuanto a la inflación, tal y como afirmó Christine Lagarde, se ha rebajado mucho y estamos muy cerca del 2%. Todos estos son, sin duda, factores que siguen potenciando esa sensación de “balsa de aceite” que los mercados centrales apoyan.

La conversación económica pasa de los tipos a la deuda pública y el presupuesto

Este consenso del que hablamos en torno a la bajada de tipos de interés hace que entremos en una fase en la que dejaremos de hablar tanto de estos tipos para empezar a hablar de deuda. Hasta la fecha nos hemos concentrado mayoritariamente en la política monetaria, en qué iban a hacer los bancos centrales, si iban a bajar o no los tipos, cuánto exactamente…Y ahora que el mercado tiene recogido que los tipos van a estar más bajos de lo que estaban hace un año y que se van a mantener en niveles neutrales, que son favorecedores para el negocio. Eso sí, esta recuperación que estamos viendo implica gastar dinero, ya que tanto en Estados Unidos como en Europa existen paquetes fiscales muy grandes. Y esto fomenta que se hable de presupuesto y de deuda pública, factores que ya se aprecian en las curvas de tipos.

La situación de países como Francia, en la que los niveles de gasto público son altos, es significativa. Y es que, aunque ha experimentado una rebaja de rating por parte de la Agencia Fitch, se trata de un rating muy consolidado que indica que no tiene dificultades para pagar su deuda y que por tanto no existe riesgo de crisis. Esto es importante porque abre oportunidades a la hora de mantener una posición invertida en bonos de calidad, públicos y corporativos. Se va hablar de deuda pero se descarta ver cualquier tipo de impago de ningún país europeo.

El impulso de los resultados empresariales, un dólar que pierde fuerza y el oro como activo refugio

Otro factor que justifica la estabilidad de los mercados durante el verano es que los resultados empresariales han sido muy buenos. Incluso se prevé que siga siendo así en el tercer trimestre, con un entorno de crecimiento motivado por los tipos en la banda neutral en Estados Unidos y con una política arancelaria algo más consolidada. Esto supone un soporte clave para los mercados y aunque se hable más de deuda, la conversación sobre los resultados seguirá siendo importante.

A partir de octubre, cuando se publican los resultados del tercer trimestre, tendremos que ver si estas previsiones se confirman, qué expectativas reales tienen las empresas y si podemos extrapolar al año que viene ese entorno de tipos más bajos y mayor crecimiento.

La inversión en oro como valor refugio ante la situación actual del dólar

En cuanto a los aspectos que han podido hacer más daño a las rentabilidades de los inversores, podemos destacar el desplome del dólar, que vuelve a enfrentar bajadas de tipos frente a la estabilidad del euro. Hace unos meses, se cuestionaba a la moneda europea pero lo cierto es que sigue fuerte, acercándose a niveles de 1,20, que pueden afectar a algunos inversores.

La previsión es que el dólar se mantenga más o menos en estos niveles y que los activos que han servido para suplir la debilidad del dólar sigan siendo una opción clara, como es el caso del oro como valor refugio. Dentro de un peso razonable, conviene considerar la inversión en oro para descorrelacionar las carteras.

Otro aspecto clave a tener en cuenta es que se espera que el crecimiento de ambas regiones vaya a la par. En Estados Unidos la previsión es del 1,5-1,6, una cifra que puede resultar ínfima para la economía americana, pero en cualquier caso se descarta la recesión. Y en Europa, por su fuerte programa fiscal, hay posibilidades firmes de que la economía remonte. Y esto hace que el diferencial de crecimiento desaparezca.

Lo que sí existe en el mercado son ciertas dudas por las injerencias de la administración americana en algunas instituciones que hacen que salga dinero de Estados Unidos hacia otras regiones. Pero desde luego no van a provocar una caída tan brusca del dólar como hemos visto hasta ahora y esta seguirá siendo moneda de refugio.

Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo, cuenta con las mayores empresas del mundo que continúan generando muchos beneficios y la previsión es que el dólar se mantenga en esos niveles en torno a 1,20. En este sentido, la única precaución que se debe tomar como inversor es tener en cuenta el efecto del dólar, que puede provocar una ligera caída.

¿Qué debemos tener en cuenta como inversores en las próximas semanas?

Uno de los movimientos más relevantes será todo lo que tenga que ver con tipos de interés y los posibles anuncios que haga la FED, aunque, casi con total seguridad, se da por hecho que va a existir una bajada que mueva los tipos. La única pequeña incertidumbre tiene que ver con si finalmente se decidiese hacer las dos bajadas que se esperan para el año de una o dos veces.

Por otro lado, también se debe atender a todo lo que pueda suceder alrededor de los ratings y las negociaciones presupuestarias en Europa, anuncios, elecciones…Todas estas variables van a seguir teniendo un peso claro en los spreads y en las posiciones de deuda. Lo más importante aquí es que los resultados sigan apoyando a partir de octubre las valoraciones.

Y, ante todo, hay que enfrentarse al mercado con prudencia. Este cuenta con bastante sustento como para seguir subiendo, pero hay muchos focos de riesgo que pueden generar caídas temporales. Eso sí, si siguen apoyando los resultados, estas deberían asumirse como oportunidades a las que entrar con cautela.

¿Y cuál es la estrategia de inversión idónea en este contexto?

Llegados a este punto y con toda la información en la mano, toca pensar en cómo mantener el buen devenir de las carteras. Desde Deutsche Bank seguimos manteniendo la misma estrategia de diversificación. Se han producido ciertos ajustes pero la asignación estratégica de activos se mantiene. Lo que está claro, tanto a medio como a corto plazo, es la necesidad de estar invertido.

Y para consolidar el escenario de prudencia en el que confiamos, optamos por la neutralidad de las carteras, que lleve a invertir en el nivel neutral de perfil de riesgo de cada cliente.

En cuanto a nuestra aproximación geográfica a las bolsas, tampoco varía. Existe un peso muy parecido entre Estados Unidos y Europa, con un enfoque diferenciado para cada zona. En Estados Unidos, los sectores en los que invertir son la tecnología y la tecnología de la información, que representa un claro paradigma de lo que es Estados Unidos ahora mismo: un entorno de crecimiento de beneficios y de inversión potente, con tipos a la baja. En Europa el foco está en sectores más cíclicos, como el financiero, el industrial o el de la salud, con alta capacidad para generar valor estable a lo largo del tiempo.

También se incluye en menor medida las emergentes, que se priorizan frente a Japón aunque con cierto nivel de precaución con países como China en los que sus problemas están en un punto en el que no terminan de estallar pero tampoco de resolverse al 100%.

En cuanto a la deuda, apostamos por los bonos de duración. Cuando se aprecian oportunidades, sobre todo en bonos europeos por los vaivenes de los spreads o de los tipos, se aprovechan para obtener algo más de duración. Pero, en líneas generales, nos mantenemos en niveles de alrededor de 4 años, suficientes para batir con margen a los monetarios cuando las curvas tienen pendiente positiva. Lo que se intenta evitar son posiciones muy extremas de 10-15 años, con mucha sensibilidad de tipos y en las que, si se produce una mala noticia, el impacto resulta muy grande.

En el conjunto de estas inversiones, el foco es el mismo: generar una cartera diversificada y cauta que ayude a ganar capacidad para aprovechar las caídas como oportunidades de compra en renta fija y emergentes.

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