El impacto de la IA en la economía y las inversiones
¿Cómo hemos pasado de concebir a la Inteligencia Artificial casi como una ciencia ficción a beneficiarnos de ella en diversos sectores? En este episodio de Referentes de Inversión analizaremos el papel de la IA no solo como herramienta de inversión sino también como un vector más que añadir a nuestra cartera.
Referentes de Inversión 1 (T2): ¿cómo impacta la IA en las inversiones?
Habrá oído hablar de ella sin parar, pero ¿ha llegado a asimilar el alcance global y la influencia que la Inteligencia Artificial puede tener en la economía y concretamente en sus inversiones? En este primer episodio de la 2ª temporada de Referentes de Inversión contamos con dos miembros del equipo de Deutsche Bank España: Amauri Gutiérrez, Head of Client Intelligence International y Alejandro Vidal, Head Investment Manager.
Ambos tratarán de acercarnos a esta nueva fase de implementación y monetización en la que se encuentra. ¿En qué proporción debemos atender esta tecnología para obtener lo mejor de ella sin poner en riesgo nuestra cartera? La clave parece estar en la diversificación y en no dejarnos llevar por las modas.
Lo que representa la IA desde el punto de vista de la inversión
Para comprender de manera sencilla qué es la IA, nos quedaremos con la aportación de Amauri Gutiérrez que la define como la capacidad que tenemos de simular la inteligencia humana a través de ordenadores o sistemas de cómputo.
¿Y qué aplicaciones puede tener como herramienta de inversión? Alejandro Vidal nos habla de los plazos limitados que existen en los mercados a la hora de tomar decisiones con las que invertir de forma correcta. Lo que puede hacer esta tecnología es esencialmente ahorrar tiempo, simplificar el análisis de esa información y extraer lo más relevante para optar por el mejor escenario de inversión posible. Su poder se extiende también a la capacidad de identificar patrones complejos en los datos financieros y predecir tendencias del mercado.
A pesar de su incalculable valor, no debemos concebirla nunca como una solución infalible para garantizar el éxito de una inversión. Más bien conviene revisar posibles errores derivados de la calidad de los datos y de la configuración de los algoritmos. La supervisión, la experiencia y el criterio humano es imprescindible para analizar los resultados que arroja.
Y como vector en el que invertir, ¿hasta qué punto podemos confiar en la IA? No cabe duda de que se trata de una industria en crecimiento, especialmente en los últimos 12-18 meses, con un potencial de innovación y rentabilidad muy alto, pero tanto Vidal como Gutiérrez insisten en gestionar de forma sensata este vector. Se trata de un área de inversión con un espectro muy amplio: desde empresas de tecnología que desarrollan algoritmos hasta aquellas que aplican la IA en otros sectores como el de la salud, pero esto no es sinónimo de éxito absoluto. Tal y como ocurre con otras industrias, puede haber volatilidad y riesgos asociados.
Como afirma Amauri Gutiérrez, estas compañías están viviendo un gran momentum, respaldado por la necesidad que tenemos de convertir la información en valor y el impacto positivo que está teniendo en la sociedad. Al tratarse de un área accesible para diferentes tipos de inversor, conviene seguir de cerca su evolución. El boom de la IA parte de las empresas tecnológicas pero cada vez más está transformando a todos los sectores y mercados y se prevé que ejerza la misma revolución que en su día vivimos con la automoción, las finanzas o la energía.
¿Qué estrategia de inversión debemos seguir para capitalizar el crecimiento de la IA a medio y corto plazo?
Lo primero que debemos hacer a la hora de plantearnos invertir en un vector tan en auge como es el de la Inteligencia Artificial es no perder la perspectiva. Y esto, según explica Alejandro Vidal, tiene mucho que ver con respetar dos de los grandes mandamientos de la inversión: la diversificación y la visión a largo plazo.
Aunque hoy en día el liderazgo y desarrollo de esta tecnología recaiga sobre empresas como los 7 magníficos (Apple, Tesla, Amazon, Nvidia, Microsoft, Tesla y Alphabet) no nos podemos quedar anclados en este corto plazo. Como inversores, la mejor estrategia se sitúa en el medio y largo plazo, en entender hacia dónde se dirige el futuro y la tendencia. Y todo apunta a que esto va a traducirse en una transformación de los modelos productivos, de negocio y relacionales, así como de la economía en general. O lo que es lo mismo, que la IA trascienda a muchos más sectores y surjan nuevas oportunidades de negocio y de gestión de estos y de los diferentes retos que se presenten.
El impacto de la IA no ha modificado las buenas prácticas a seguir en el campo de la inversión. Aunque tengamos muy claro que esta tecnología está aquí para quedarse.
Tal y como apuntan Vidal y Gutiérrez, el impacto de la IA no ha modificado las buenas prácticas a seguir en el campo de la inversión. Aunque tengamos muy claro que esta tecnología está aquí para quedarse (con un constante proceso evolutivo de por medio) tenemos que procurar cubrir todo el ecosistema. Como clave para minimizar riesgos, la incorporación a la cartera de estas temáticas debe ser siempre de forma proporcionada, con la diversificación, el largo plazo y el control de las emociones (tanto las muy positivas como las muy negativas) siempre sobre la mesa.
En nuestro papel de inversores, nos tocará asumir que el proceso de maduración de la IA no va a estar nunca exento de riesgos. Los altibajos que pueda sufrir en el camino no van a significar el fin de este vector.