¿Optimismo o euforia? Claves del mercado
En momentos de incertidumbre recientes, como pueden ser el resultado de las elecciones estadounidenses o la inestabilidad que desató el conocido como “día de la liberación”, poco podíamos imaginar que el balance del año 2025 iba a ser positivo.
Tanto es así que ya hemos alcanzado los 6 meses consecutivos de subidas del índice Standard and Poor 's, considerado el más representativo de la situación real del mercado. En este noveno episodio de la tercera temporada de Referentes de Inversión analizamos las principales credenciales que justifican el optimismo en la economía. Los grandes beneficios empresariales, sobre todo en el ámbito de la IA y las tecnológicas, el Ibex alcanzando los 16.000 puntos por primera vez en 18 años, el crecimiento gradual, la inflación controlada y las bajadas de tipos de interés.
Y en lo que respecta a los posibles factores negativos, como el cierre del gobierno estadounidense, no llegan a representar un riesgo con consecuencias latentes. En este clima favorable, la estrategia de inversión invita a invertir en renta variable con cierta sobreponderación y a perseguir la construcción a largo plazo de una cartera bien diversificada.
Referentes de inversión: el optimismo marca el balance del año financiero
El titular que Alejandro Vidal y Rosa Duce dan a este resumen del año 2025 es “mejor de lo esperado”. Y es que, tras las caídas fuertes de marzo y abril ahora mismo existe un optimismo generalizado que hace que tanto la bolsa como la renta fija se comporten bien y que el dólar se haya estabilizado por fin. Aunque ciertos inversores puedan tildar de euforia esta situación, de momento hay razones de peso para pensar que la subida que llevamos acumulada tiene una base sólida.
¿Existe sobrevaloración en la percepción de las empresas tecnológicas?
El eterno debate que divide a los inversores entre el sentimiento de optimismo y el de euforia tiene que ver con que se habla mucho de la posible sobrevaloración de las empresas tecnológicas.
Y para despejar la incógnita basta con comparar las empresas tecnológicas de hoy con las que existían en los inicios de internet, con las que se compraba únicamente expectativas. A día de hoy, están demostrando tener unos beneficios al alza, con mayor capacidad para invertir, un nivel de endeudamiento relativamente bajo y con mucha caja para seguir haciendo movimientos corporativos, como los que hemos visto en el mes de octubre.
Las tecnológicas, sobre todo las estadounidenses, son negocios con valoraciones altas justificadas por sus buenos resultados y cada día se hace más complicado poner en cuestión la IA. Su impacto no se limita a las compañías tecnológicas y cala en todo el conjunto de la economía y el entorno empresarial. Al aplicar su tecnología, el resto de empresas también mejoran sus beneficios y se vuelven más productivas.
Esto está impulsando al mercado, tanto que la expectativa de beneficio para el año que viene, cuenta con cifras de 2 dígitos en prácticamente todos los índices que forman parte de la estrategia de inversión de Deutsche Bank. Y viendo lo que está pasando en este último trimestre, las condiciones de financiación, los tipos de interés y los diferenciales, el consenso resulta bastante creíble y es el que está dando base a las subidas.
Eso no significa que no pueda haber cierta toma de beneficios, que forma parte de un momento alcista del mercado, una corrección más severa o incluso meternos en un ciclo bajista.
Los datos macroeconómicos que impulsan el bienestar financiero
En definitiva, todo lo que tiene que ver con IA suena bien en términos económicos porque lo que dicen los datos es que las economías están experimentando un crecimiento gradual.
Los datos del tercer trimestre han sido favorables en general, incluso en Europa, que suele estar por detrás. En Estados Unidos, más que los datos, los que marcan el rumbo son los indicadores. Y es que el cierre de gobierno, el más largo de la historia, está impidiendo que se publiquen algunos datos. Esta situación, además de impedir que los funcionarios estadounidenses cobren sus sueldos, tiene un coste elevadísimo, de miles de millones de dólares. Pero aún así, esto no impedirá que la economía americana remonte. Los datos son buenos y están permitiendo que la Reserva Federal pueda bajar los tipos de interés.
A pesar de no disponer del importante dato de empleo (que es el responsable de los retrasos producidos en las bajadas de tipos), la Reserva Federal cuenta tanto con las encuestas de confianza como con numerosos indicadores, como el nivel de inflación, que se encuentra controlado. Y el hecho de que se produzca una nueva reducción de tipos en diciembre va a volver a depender de los datos disponibles.
El impulso fiscal potencia el momento dulce de la economía europea
Además de la tecnología, hay otros sectores que han destacado este año, como son los bancos en Europa. La economía europea continúa mejorando, los datos de crecimiento del tercer trimestre han sido positivos y los programas de impulso fiscal empiezan a dar sus frutos.
Esto permite que el Banco Central Europeo mantenga los tipos de interés al 2% e incluso que pueda llegar a bajarlos un poco más, con una importante inversión para relanzar el crecimiento en Europa, beneficios al alza y un nivel de inflación que afrontan con comodidad. Y si a eso se añade el impacto de las tecnologías, el buen estado del dólar y el barril de petróleo estable, la situación del mercado europeo es muy satisfactoria.
¿Qué factores de riesgo podrían poner en jaque a los mercados?
Ante todo, el mensaje a trasladar es que, los pocos riesgos que ahora mismo existen en el mercado, como los aranceles o el dólar, no tienen la capacidad suficiente para desestabilizarlo.
En lo que respecta a la relación con China y Estados Unidos, de las negociaciones producidas en Seúl, se ha alcanzado un principio de acuerdo. Eso sí, de solo un año de vigencia y del que no se saben muy bien los detalles. Mientras se terminan de concretar, cabe la posibilidad de que alguno de los dos países implicados tenga alguna salida de tono que, junto a la actualidad geopolítica, pueda desestabilizar ligeramente el mercado. Y más a medio plazo, existe cierto riesgo de incertidumbre en los posibles cambios en la presidencia de la Fed.
En el mes de noviembre, no hay agendadas reuniones de bancos centrales que puedan mover el mercado o modificar el estado actual de los tipos de interés. Y el Black Friday será un buen indicador de cómo está el consumo y hasta qué punto puede mantener el crecimiento.
Y en diciembre, el foco de atención está en la reunión de la Fed que, con los datos que se publiquen y con el devenir del cierre del gobierno de Estados Unidos, marcará la actualidad financiera de final de año.